A menudo solemos pensar que el emprendedor es una persona que nace con una serie de cualidades y que por lo tanto sólo son unos pocos los elegidos para llevar a cabo esta tarea. Sin embargo esto no es totalmente cierto: el emprendedor no nace, se hace.
Para entender mejor esta afirmación, comencemos repasando cuáles son las características que todo buen emprendedor debe tener:
- Creatividad. Es la capacidad para inventar o crear algo. Todas las personas tenemos esta cualidad innata, sobre todo en edades tempranas. Con el tiempo vamos abandonando aquellas actividades que estimulan su crecimiento, especialmente el juego. En el artículo 7 consejos para el aprendizaje creativo en el aula puedes ver cómo se puede trabajar la creatividad.
- Pensamiento lateral. Consiste en la facilidad de generar ideas que se salen del patrón habitual de pensamiento. Es retorcer un concepto para darle un uso para el que inicialmente no había sido concebido. También es una cualidad innata a la persona, dale una caja a un niño y lo convertirá en un coche, en una casa o en un taller. Existen muchas técnicas para desarrollarlo.
- Pensamiento crítico. Consiste en cuestionar el orden establecido de las cosas: ¿por qué algo se tiene que hacer de una determinada manera?, ¿cómo podría mejorar los procesos?, ¿qué otros puntos de vista existen?
- Observador. Capacidad de mirar y entender las cosas. Todos somos observadores por naturaleza, crecemos y aprendemos observando e imitando.
- Pragmátismo. Hay que pasar del plano de las ideas al material, concretar y definir un producto o servicio que cubra una necesidad existente.
- Perseverancia. Esta cualidad hay que trabajarla mucho, se trata de la capacidad de asumir errores, aprender de ellos y, sobre todo, de volver a intentar una y otra vez hasta conseguir el objetivo. Como decía el ilustre matemático John Forbes Nash: "Caballeros, debo recordarles que mis probabilidades de éxito, aumentan en cada intento".
- Liderazgo. Es la capacidad de sacar lo mejor de cada una de las personas que componen un equipo y hacer que, trabajando cada persona de forma autónoma, todos estén luchando por conseguir un mismo objetivo. Hay que trabajar mucho la asertividad, la escucha activa y la empatía.
Como ves, todas estas características, en mayor o menor grado, las encuentras en los niños de manera innata, de hecho es frecuente, aunque no siempre nos fijamos, encontrar a los niños jugando a diseñar y desarrollar modelos de negocio.
Recientemente mi hija de 10 años me sorprendió con un juego que estaban llevando a cabo entre varios niños de su edad en el colegio, habían montado una pequeña empresa de fabricación de figuras con pysslas (unas pequeñas piezas que están huecas y que insertas en un tablero formando figuras, al aplicarles calor, se unen tomando consistencia, ver imagen destacada del post).
En el juego habían definido diferentes roles entre los participantes, una jefa que se encarga de la producción y los comerciales, tienen reuniones de trabajo e , incluso han definido un horario. La moneda para comprar figuras son caramelos y los comerciales tienen comisiones por ventas. Toda una estructura de mini empresa.
Mi hija no es un caso aislado, por supuesto que no, quién no ha visto a niños jugando a vender productos de todo tipo, o el caso de Caine, del que ya escribí un artículo, que con cajas de cartón había creado todo un salón de juegos.
Y si de forma natural tenemos gran parte de estas capacidades, ¿por qué las perdemos con el paso del tiempo?
Pensemos cómo está diseñado el modelo educativo y podremos sacar algunas conclusiones:
- El aprendizaje es básicamente memorístico, da poco lugar a la interpretación, no se premia la asimilación y aplicación de los conceptos aprendidos sino la repetición de los mismos en un examen.
- Se trabaja poco por proyectos, si bien es cierto que cada vez más existe un mayor interés por este modelo. Ademas de la autonomía que ofrece al alumno, se fomenta el trabajo en equipo, potencia las habilidades de liderazgo y se aplican los conocimientos a casos reales.
- Se incorporan pocos elementos, o ninguno, de juego en el aula. El aprendizaje no se ve como algo divertido, en muchos alumnos falta pasión por el estudio.
- Se refuerzan los puntos débiles y se les da menor importancia a los fuertes. Se tiende a forzar al alumno a trabajar más sobre aquellas asignaturas en las que peores resultados obtiene, sin embargo no se estimula el estudio en otros temas en los que destaca.
Tenemos un sistema educativo que no prepara a profesionales para que creen su propio puesto de trabajo y puedan crear otros, sino que preparamos a trabajadores disciplinados, que en muchas ocasiones su preparación ni siquiera tiene demanda en la sociedad donde vivimos, viéndose abocados a emigrar a otros países después de haber invertido dinero de todos en su formación.
¿No sería más razonable ir a un sistema educativo donde se estimulen y desarrollen las características de las personas emprendedoras?, ¿no sería una buena forma de cambiar el tejido productivo de un país dejar que sean las personas que lo habitan quiénes decidan hacia dónde ir?
Desde luego desde un punto de vista político son preguntas incómodas ya que van dirigidas a crear una sociedad más responsable y crítica, pero desde el punto de vista económico y, sobre todo, de satisfacción personal, creo que es la única alternativa viable.
En cuanto al juego de mi hija, la incitaré a que siga practicándolo, que introduzcan nuevos elementos que les ayuden a conseguir muchos caramelos, sin azúcar a poder ser 🙂 y a hacer trabajos interesantes que gusten a su público.
Y tú, ¿qué opinas acerca del emprendimiento?, ¿qué actuaciones se podrían llevar a cabo desde el colegio para fomentarlo?, si quieres compartir con nosotros tu opinión estaremos encantados de escucharla, un poco más abajo dispones de una zona donde dejar tus comentarios.
Muchas gracias por tu atención y nos vemos en el siguiente artículo.
Un fuerte abrazo.